El protector de la resplandeciente
figura
“Kousen.
Durante mucho tiempo esta aldea
nuestra ha de estar en conflicto con
fuerzas oscuras que a todo tiempo ha querido desterrarnos, no solo de nuestro
hogar si no ya de plano de nuestra existencia mortal, han sido tiempos longevos
de ardua batalla, para mí, desde que nací, pues ya existía el conflicto desde hace
mucho antes. Nos adiestraron para resistir durante largos periodos todas las
hordas que se avecinaban, no había descanso en ningún momento. De más esta
decir que muchos de nuestra tropa fueron vencidos por la fatiga y cansancio.
Durante el periodo de mis batallas el número de guerreros fueron bajando
radicalmente. Cada vez nos costaba más, nos superaban en número a medida que
pasaba el tiempo. Todo era monótono y era cuestión de tiempo para que cayera el
poblado, hasta que en uno de los momentos en los cuales terminaba una oleada
llego a nuestro poblado un misterioso hombre. Era diferente a todos los demás,
no tenía el porte necesario para luchar a nuestro lado, al contrario parecía
que se avecinaba una carga más a la que cuidar, piel pálida, flaco y pestoso,
se le notaba la clavícula a simple vista pero lo más llamativo de este hombre
fue el resplandor que emana de su ser, normalmente estos destellos solo lo
habíamos visto anteriormente en las antorchas que utilizamos para alumbrar la
infinita penumbra y ahuyentar en ocasiones a los seres que nos quieren hacer
daño. Me llamó la atención a tal punto que dejé que dijese lo que fuese a decir
antes de echarlo y regresarlo por donde vino. El tipo fue claro y conciso,
quería pelear a nuestro lado, tenia consigo un artefacto muy parecido a
nuestras hachas, arcos y flechas, pero tenía una forma jamás vista por ninguno
de nosotros y al contrario de las nuestras, la suya brillaba al contacto con su
resplandeciente piel y emitía un sonido extraño cuando hacía gala de su arma y
la desplazaba de un lugar a otro. Todos nos impresionamos y decidimos
concederle su petición. Hasta el momento en que llego la nueva horda no me transmitía
confianza, pensé que al primer ataque caería desplomado al suelo y se apagaría
ese destello propio de él, pero todas estas dudas fueron despojadas al momento
del primer golpe. Tenía una velocidad muy superior al de cualquiera de
nosotros, lanzaba por todos lados y mientras uno de nosotros arrancaba la vida
a un ser maligno, el ya iba por su séptima presa, absolutamente todos nos
quedábamos anonadados al ver tal nivel de agilidad. Las hordas fueron
transcurriendo y cada vez se nos hacía más fácil acabar con ellas gracias al
extraño hombre, era sin duda alguna la mejor era de nuestra aldea. Sin embargo,
eso no detuvo la desaparición física de muchos de nuestros guerreros, figuraba horda tras horda y seguían muriendo,
a pesar de que el extraño hombre seguía infatigable y veloz como un rayo. Siguióse así en la misma monotonía a tal grado quedábamos
un número muy reducido de guerreros, hasta que llegó la horda, esa horda que
cambio todo para siempre. Siempre nos percatamos de las hordas porque sentíamos
los pasos que daban y apenas a la distancia podíamos visualizarlos, aquí todo
ese tiempo era oscuridad absoluta y atacábamos cuando sentíamos que los
teníamos muy cerca, pero en esa oportunidad aparte de los pasos también
sentimos aleteos, si, de esos que solo hacen las mariposas y dragones que rara
vez su camino se cruza con nuestros oídos. Eran más grandes que los seres que
nos acaban normalmente, con mucha más fuerza, iniciamos con gran ahínco pero
rápidamente nos tenían a su merced, el misterioso hombre que hasta ese momento
era infatigable por primera vez pereció ante la horda… Me veía sucumbido ante
los irritantes seres, me habían cubierto cual muerte cubre al fatigado hombre y
lo hace descansar en paz, estaba a la merced de estos seres oscuros, me despedía
de todos mis seres queridos cuando una luz cuyo destello no era comparable con
nada antes visto encandilaba no solo a mi si no a todo lo que estaba a su
alrededor, cada vez se hacía más grande y tornaba poco a poco una misteriosa
forma, a la vez levitaba desapartándose de la fértil tierra, mientras esto se suscitaba
el resplandor hacia gritar de pavor a los seres oscuros hasta tal punto que se
evaporaban, los pocos cuyo corazón aun latía nos librábamos de la negra muerte
y estos seres desaprecian a una velocidad vertiginosa. A medida de que esa
figura se iba alejando de nosotros de igual manera desaparecían esos seres malditos,
la resplandeciente figura se alejaba y se alejaba, llegue a pensar que
desaparecería a ese paso sin embargo mi pensamiento fue erróneo, a una
distancia prudente el objeto que ahora se tornó a una figura redonda dejó de
alejarse y pasó de un curso vertical a uno horizontal. En ese momento en
nuestras cercanías ya no había rastros de esos seres oscuros que por tanto
tiempo nos atormentaron, por primera vez las mujeres y niños salieron de sus
escondrijos y dejaron de correr sin parar, y me di cuenta de que todo eso fue
gracias a esa figura, esa figura resplandeciente. Por primera vez pude observar
todo el horizonte de una manera clara, ya yo nos hace falta las antorchas, esto
sin duda alguna cambio no solo la nuestra si no la existencia de todos los que
vendrán. Mi temor se elevó a niveles monstruosos cuando vi que esa
resplandeciente figura se perdía en el horizonte, desaparecía cual pez al ver
venir la lanza de un fornido cazador, volverían todos esos seres oscuros por su
venganza, sin embargo no podría estar más alejado de la realidad. A la par del ocaso
de la misma por el otro extremo se avecinaba una figura de igual o de mayor
proporción, de la misma torna anular, pero a diferencia de la anterior, este
era de un brillo muchísimo más intenso que el anterior, emana muchísima más
luz, mas luz que todas las antorchas que habríamos podido reunir. Se evaporó el
frio que por muchas generaciones nos había hostigado. Desde ese momento todo
cambio. Esas figuras se alternaban y no dejaban de trasladarse horizontalmente.
Nuestras aguas parecen que tomaron vida propia, anteriormente solo se movían
cuando nosotros interactuábamos con ellas, ahora se baten de un lugar a otro
sin cesar. Ha pasado bastante tiempo desde esa primera aparición de nuestras
guardianas, sin embargo los seres oscuros aun no han desaparecido, con la
llegada de la intensa figura amarilla también otras extrañas figuras oscuras
muy parecidas a nosotros y siempre muy cerca de nosotros nos acompañan a todo momento,
son esos seres, esperando pacientemente el momento oportuno para arremeter
contra nosotros. Si me preguntan por el extraño que por mucho tiempo nos ayudó de
debilucho porte, mas nadie supo nada sobre él, aunque el color de la tenue y
nívea figura es idéntica a la del hombre de enclenque figura.”
Este escrito fue encontrado en unas ruinas de un punto no
determinado de Escocia durante una expedición en busca de reliquias, el
explorador que se topo con la roca adyacente se encargo de traducir este relato
y adapto ciertas palabras a nuestro contexto actual, pero sin modificar en nada
la historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario